Caminando al colegio los niños y niñas potencian su sentido de orientación, y autonomía personal a la vez que desarrollan habilidades socioemocionales, lo cual les permite sentirse más cómodos y seguros.
Caminar ayuda a reconocer de forma próxima los elementos del entorno, involucrando en ello todos los sentidos: vista, oído, olfato y tacto.
Esto permite vincularse con la ciudad y el barrio en una escala humana y tener en la caminata en sí una experiencia de aprendizaje estimulante y siempre nueva.
Estudios históricamente han avalado los beneficios de caminar para diferentes funciones cognitivas como la concentración y la memoria. Además, una breve caminata de 10 a 15 minutos les permite despertar sus sentidos construyendo con esto una mejor disposición física y mental para potenciar el aprendizaje.
Caminar mejora la resistencia y la agilidad, fortaleciendo los músculos y cuidando su salud cardiovascular y mejorando también la capacidad pulmonar. Aunque parezca que caminando no estamos poniéndonos en forma, lo cierto es que andar nos ayuda a respirar mejor, a que nuestro corazón esté más fuerte y también a mejorar nuestro ánimo.